Historia
La conformación del Instituto de Tecnología Agroindustrial del NOA (ITANOA) surgió como un proyecto estratégico para unificar esfuerzos entre el  Conicet y la EEAOC, en el seno de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (EEAOC) de Tucumán, institución que inició la conducción del desarrollo agroindustrial de la provincia de Tucumán en el año 1909, siendo la más antigua de Argentina en el rubro agroindustrial. Durante toda su extensa existencia la EEAOC ha estado trabajando fuertemente para mejorar la productividad de los cultivos de mayor incidencia en desarrollo del noroeste argentino, sin dejar de lado el aspecto ambiental y social, y de ese modo modular un desarrollo sostenible.

El Instituto de Tecnología Agroindustrial del NOA fue fundado a fines del año 2012, surgiendo como un proyecto estratégico para unificar esfuerzos entre el CONICET y la EEAOC. La confluencia en el ITANOA de estas instituciones constituye una continuación lógica de políticas de más de 100 años, diseñadas para articular intereses provinciales y nacionales, públicos y privados, con el claro objetivo de mejorar y promover el desarrollo productivo agroindustrial del NOA. Esto se pone de manifiesto tomando en cuenta que la industria azucarera, que se originó en Tucumán, fue la primera industria pesada de Argentina, y por ende, una actividad que tuvo una gran influencia en la estructuración social y política actual del país.

El ITANOA se inspira en el nuevo paradigma de la llamada Economía Biológica o Bioeconomía. El concepto de bioeconomía involucra, integra y coordina un desarrollo económico-social, con producción agroindustrial y protección del medio ambiente, para arribar a un desarrollo sostenible basado en creatividad y conocimiento. El sector agropecuario tendrá un papel decisivo tanto en la perspectiva como en la viabilidad para proveer alimentos, biomasa, biocombustibles y en definitiva, energía en forma renovable y sustentable en el futuro. La bioeconomía integra la agricultura y la industria como partes de un mismo proceso de pensamiento y creatividad, incluyendo la biología, la química, las ciencias sociales, la ciencia de los materiales y la información e innovación tecnológica, para utilizar mejor los recursos naturales, tanto en la agricultura como en la industria. Esto contribuye no solamente a hacer más eficiente el uso de los recursos naturales, sino también los humanos, las vocaciones intelectuales y las metas institucionales, entendidas como el compromiso de las mismas con la sociedad.